Siento una luz que se expande
desde el centro de mi pecho,
es una antorcha encendida
al amparo de mis sueños.
En la sombra he vivido
por largo tiempo y espacio,
incapaz de saborear
la placentera sensación del reposo.
Dios Padre puso su luminosa mano
y mis emociones calmaron.
Mi corazón se infló de amor
por tanto tiempo callado.
Esta paz es como un imán
que imanta a los que más quiero,
en afinidad y semejanza
caminando en paralelo.
Gracias Padre amado
por la gracia que me has dado,
soy feliz en tu compañia
y me olvido del pasado.
|