Mi amado y pequeño Gran Dios,
esa chispa que destella radiante
en el centro de mi ser
colmándome de su grandeza.
Esa chispita es la que me alumbra
como el más puro diamante
dirigiendo mi rumbo a su medida
integrándome en la furia y el coraje.
Con su gran Amor me siento viva
Él sabe muy bien como arroparme,
me conduce por angostos caminos
que insolentemente nos imponemos.
De su mano me lleva cada día
como niña chiquita que se pierde
asesorándome en cada momento
para no desmayar en el equivoco.
En su Halo de Luz yo me cobijo,
de su inmensidad me hago grande
atesorando regalo tras regalo
que Él tiene a bien regalarme.
Es una bendición saber
que para Dios soy perfecta,
pues me hizo a su imagen y semejanza
y todo en Él es grandeza.
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