Un día te conocí
hace más de tres años,
nunca pude imaginar
lo mucho que te amaria
mi querida niña Amparo.
Poco a poco descubri en ti
un corazón de puro oro,
de sentimientos profundos
que a mi me calaron hondo.
Eres alegre y ocurrente,
eres la hija perfecta,
eres el hombro que apoya
a los que a ti se te acercan.
Muchas virtudes te adornan,
pero una es la que más te embellece
y es el gran amor que muestras
a tus padres, amigas y hermanos.
Brillas con luz propia,
no cambies nunca querida,
siento orgullo de tenerte
como mi niña y mi amiga.
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