!Como duele Señor darse en esencia
en las manos del trigo amanecido
y hallar entre los panes del olvido
el pan al que el olvido te
sentencia.
No reniego Señor de mi pasado
en que ofreci mi mano limpia y
amiga.
No niego las rosas que al tocarlas
me hacen sangrar con sus espinas.
Tu que con tu amor abonas
enseñame a sentir como tu sientes.
Y a perdonar mi amor como perdonas.
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