Ay!! Castaños gigantescos,
olor a madera intensa,
que envuelve mis sentidos apagados por tu ausencia.
Castaños,
marrones vestidos de noche,
tan negros,
tan semejantes al alma dolida del arrepentido,
miserias humanas que colman de hastío a los santos,
calambres del corazón perturbado.
Magma,
que solo logran entibiar el frió doliente de los huesos del anciano
y sus manos tullidas sin tantas caricias,
perfumados castaños.
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