Hoy creo,
y en mi creer recobro la conciencia de no recordar quien de tantas identidades,
que la vida me obligo a tomar soy.
Solo, aunque seguro,
camino sabiendo que he sido lo mejor que he podido,
a veces,
con mi alma fusionada a un simple “a veces”,
sin sexo definido ni voluntad clara,
he buscado al "SER" a quien,
en fe sin dogmas,
he perseguido entre grandes penumbras,
abierto a credos he escuchado no solo oído,
aprendí,
razoné,
y en mi largo peregrinar por polvo y arena que algunos llaman "Tierra Santa",
empapado en odios y rencores que de tan antaño se ha olvidado su origen,
alcancé cierto entendimiento,
la simpleza del verdadero valor espiritual se halla profundamente en el alma y en santos escritos desvirtuados por la hipocresía.
Aprendí que la ardua búsqueda,
no salvó mi alma ni acalló mi conciencia,
solo encontré justificación por este dolor que me consume.
Amen.
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