Ven acércate a mi lado mírame de ese modo,
incitador y ardiente, con que sabes mirar.
No voy a perder nada ¡ya lo he perdido todo!
desde aquel triste día que te fingí olvidar.
No puedo lo confieso ¿por qué seguir fingiendo?
Vivir sin tus miradas transparentes y puras.
Y si en miles de ojos verdes tus ojos estoy viendo,
y esta obsesión me lleva casi hasta la locura.
En ti encontré cariño, comprensión, armonía.
Veo la diferencia en mi triste destino.
Ya todo no es igual como en aquellos días,
en que juntos cruzamos aquel feliz camino.
La vida, el destino, todas las cosas raras,
desviaron la ruta, que un día nos unió.
Y aún así me alteran tus diáfanas miradas,
pues las veo en el cielo, en el mar ¡y en mi Dios!
|