Amo la soledad, porque en ella yo encuentro,
lenitivo a mis penas y aliento a mi vivir.
Revivo sin quererlo aquellos viejos tiempos,
cuando yo era pequeña y no sabia sufrir.
Amo la soledad, la soledad encierra,
acercamiento a Dios y a todo lo divino.
Cuando me hallo sola, me escapo de la Tierra,
y se aleja mi espíritu, en pos de otros caminos.
Caminos diferentes, que no todos conocen,
ni han tenido la suerte de poder explorar.
Caminos que no encierran los materiales goces,
porque ellos están poblados ¡de vida espiritual!
Y yo que he conocido por suerte esos caminos,
porque Dios me ha querido por ellos conducir.
Busco la soledad de mi inquieto destino,
y solo en esos ratos ¡soy del todo feliz!
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