Dijiste que me amabas ¡y mentías!
dijiste que por mí apostabas todo,
y que sin vacilar buscabas modos
de poder ganarme esta porfía.
Dijiste a la gente que yo soy,
consentida, orgullosa y altanera,
y que tú buscarías la manera,
de doblegarme un día ante tu amor.
Dijiste...ahora digo que demuestres,
¿por qué razón pretendes que te acepte?
si eres aparte de cruel, un engreído.
No te quedes dormido en los laureles,
porque tengo otro hombre que me quiere,
y hoy mismo aclarará este asunto contigo.
|