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Duele la mentira y duele el engaño,
y los dos unidos forman la traición,
que con toda fuerza y mala intención
nos matan en vida y nos causan daño.
Duele el corazón por el desengaño,
del que nos regala hipócritamente
la falsa amistad que irónicamente
fue tu confidente en pasados años.
Duele todo eso y duele siniestro
adentro del alma en esos momentos
que tú necesitas amor y clemencia.
Porque así es la vida, ingrata de más.
Aunque para mi alma, más triste será
la suavidad dura, de la indiferencia.
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