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Porque soy joven, tal vez no comprenda
esas enseñanzas que madre me da,
con tanta dulzura me dice que aprenda,
de sus experiencias ¡dura realidad!
Yo la miro fijo y en sus claros ojos,
veo la nobleza que expresa al hablar.
Pero en su mirada también hay enojo,
cuando ella me advierte, de tanta maldad.
En esos momentos pasan por mi mente,
todo ese calvario que la vida da.
Entonces mi madre, me besa en la frente,
y me dice ¡hija, ya tú aprenderás!
Y me va enseñando a tirar semillas,
de amor, de justicia, de fe y esperanza.
Pues según mi madre, siempre se cultiva,
lo que hemos sembrado, traición o bonanza.
Aunque soy joven, camino despacio
y aunque ese camino sea retorcido,
al final de el, me esperan los brazos,
de Dios, que me guía por esos caminos.
Porque madre dice que el camino ancho,
es solo espejismo, porque al continuar,
laceran tu carne los terribles ganchos,
de dolor y vicios, justo al caminar.
Por eso me aferro a la ley divina.
Y aunque soy joven, nunca olvidaré,
los sabios consejos de madre querida.
¡Siembra bueno hija!...¡madre, sembraré!
Nota:
Este poema lo hice cuando era muy joven, y aunque no entendia a mi santa madre, hoy despues de pasar el tiempo y siguiendo su consejo, se lo repito a mis hijos, porque es la manera mas segura de vivir en paz con Dios y los hombres.
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