Aparta al enemigo de mi senda,
déjame caminar libre y confiada,
y déjame también ser esa aliada
a tus diez mandamientos como ofrenda.
Muéstrame Señor para que aprenda
a enmendar mis errores cotidianos,
para así perdonar aquel humano
que anduvo un día por la misma senda.
Ayúdame Señor a caminar contigo
para así compartir el pan y el vino
con esos seres que no saben de ti.
Yo te prometo situarlos en el camino
que los lleve a tus brazos tan divinos,
y en ese abrazo, poderme yo fundir.
|