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Yo quise desde niña volar al infinito,
tomar forma de ave volar, volar, volar.
Y a veces con dulzura otras a puro gritos,
todos me repetían no lo podrás lograr.
Miraba el horizonte que ante mí se perdía
con gamas de colores que anhelaba atrapar,
y así sin darme cuenta surgió la poesía
que dormía en mi alma y quiso despertar.
Y una vez ya despierta volé al infinito,
traspasé los umbrales del mundo terrenal
a otras dimensiones que con ella visito,
porque eso es poesía ¡volar, volar, volar!
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