No guardes nunca en ti jamás, rencor alguno.
Es algo que corrompe y mata nuestra fe,
échalo de tu lado y busca cual ninguno,
la paz espiritual, que ante el rencor se fue.
No te llenes jamás de odio o de venganza,
por el contrario alegre, dale frente a la vida.
Veras que con amor lo que anhelas lo alcanzas,
y por arte de magia, odio y rencor olvidas.
Llénate pues de anhelos positivos de dicha.
Pon metas a tu vida ¡no te dejes vencer!
Dale la libertad a todas tus desdichas,
y saldrás de esa cárcel ¡donde viviste ayer!
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