Sola voy por la vida mirando a cada paso,
el abismo insondable que se abre ante mí.
Es tan cruel mi existencia en este triste ocaso,
que carezco de fuerzas para sobrevivir.
No tengo un aliciente que mitigue mi pena,
esta pena profunda, que me hace tanto daño.
Arrastro por el mundo una injusta cadena,
contando escasamente, mi veintena de años.
No alegra mi nostalgia el bullicio constante,
de los felices seres que mi vida rodean.
Aunque esté acompañada me siento tan distante,
que me da hasta verguenza, que mi tristeza vean.
Mi vida es una playa interminable y larga,
y yo navego en ella, como la inquieta ola.
Que existencia tan negra, que pena tan amarga,
que calvario tan triste de sentirme tan ¡sola!
|