Lo recuerdo muy bien fue aquella noche,
de licor, de jarana y alegrías.
De placer en los dos hubo derroche,
y aún sin yo quererlo tú me llamaste ¡mía!
Fue algo inexplicable, el licor nos engaña,
y nos pone en la mente todo tan accesible.
Que para ti fue fácil conquistar la montaña,
que únicamente en sueños, nos parece posible.
Haber llegado allí, sin escalar su cima.
Y tan seguro y firme lo hiciste a tu favor.
Que puedo asegurarte y se que mientras viva,
no olvidaré esa noche, de jarana y licor.
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