Yo no voy a negarte que a veces te recuerdo,
con la tristeza inmensa del imposible amor.
Ese amor que aunque absurdo nos disloca el cerebro,
justamente por ser, imposible ante Dios.
Te recuerdo lo admito, y no porque te quiera,
sino por el capricho del propio pensamiento.
Tal vez porque comprende, que no existe manera,
a un amor imposible hallarle entendimiento.
Por eso te recuerdo, pues nuestro amor fue raro.
Y aparte de imposible, fue siempre absurdo y gris.
Porque un amor que nace demasiado temprano,
con raíces enfermas, no puede ser feliz.
|