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Vergonzosa, denigrante,
es la suma que recibe
quien ya no es apto para laborar
según las leyes de nuestra sociedad.
Cantidad ridícula
con la que se pretende que vivan
por el resto de sus vidas,
quien con su esfuerzo y talento
en algo contribuyó
a engrandecer la Nación,
no importando su humilde labor.
Al final de sus vidas
¿a qué son acreedores?,
les asignan una pensión utópica
fuera de toda realidad,
paupérrima en extremo,
indigna de los trabajadores.
¿A quién me refiero?,
a los que merecen
respeto y comprensión,
a los que piden no una dádiva
sino justa retribución
por los años laborados,
por el esfuerzo exigido,
señores, LOS JUBILADOS.
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