En el Claustro de Cristal
del olvido y del hastío,
sin la luz de SUS miradas,
sin SUS risas,
sin SUS voces tan amadas,
sin SUS quejas, sin SUS besos,
SUS abrazos y caricias
se apagaron tus pupilas
y tu voz cantarina
en las piedras se esfumó;
detrás del jardín
quedó tu sonrisa de niño,
y la tristeza del encierro...
Encierro vil y traicionero
que acabó con tus fuerzas,
y tus ojos se cerraron
para siempre
al resplandor de la alborada.
|