En el hueco de tu sombra
su amor le cantó a mi amor,
en el hueco de tu fronda
libamos nuestras almas,
y en tus nidos hubo cánticos,
trinos en plegarias de alabanzas
al Señor de la Creación.
En el hueco de tu sombra
se esfumó nuestra ilusión,
con un beso, un “te quiero”
y con lágrimas de sangre
lapidamos al amor.
Las avecillas volaron silentes,
en pos de una nueva ilusión
se alejaron de tus ramas
¡Oh cruel dolor!
Porque en el hueco de tu fronda
¡Oyamel querido!
libamos nuestras almas,
y en tus nidos hubo cánticos,
trinos en plegarias de alabanzas
al Señor de la Creación.
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