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¿Cómo olvidar ese día tan especial?,
cuando el amanecer se visualizaba
como otro día maravilloso
para la realización de los proyectos,
de las metas, de los negocios,
en los estudios sobresalir,
otro día en que la prisa
nos roba el aliento,
las pisadas sobre el pavimento,
el tráfico intenso...,
pero hace 21 años
cuando todo era bullicio,
cuando todo era alegría y encuentros,
la tragedia enlutó a nuestra Nación,
a las 7:19 a.m. del 19 de septiembre
un terremoto la sacudió,
se desmoronaron los edificios
ante los ojos atónitos
de todos los capitalinos,
se descubrieron corruptelas
en la construcción de los mismos,
pero también la unión imperó
y el amor se manifestó,
los mexicanos salieron a las calles
a prestar ayuda inmediata
a los que quedaron atrapados
en hospitales y escuelas,
en fábricas, en negocios,
en casas y departamentos...,
las primeras horas después del terremoto
fueron cruciales, miles de vidas
se salvaron por la valentía
y el aplomo de la ciudadanía,
posteriormente el ejército,
los rescatistas, los hombres topo,
los brigadistas internacionales
de los escombros rescataron con vida
a cientos de seres humanos...,
21 años han pasado de los sismos
del 19 y 20 de septiembre,
las heridas aún no cierran,
en cada rostro, en cada avenida,
en cada jardín de esta ciudad,
se recuerda con tristeza
estos días de fatalidad.
Rindo homenaje sincero
a todos los seres que nos precedieron
en el viaje a la Eternidad,
a todas las Naciones del Mundo
que volcaron su ayuda incondicional,
a los espontáneos
que se volvieron rescatistas instantáneos,
a todos los que sus preces
al Supremo hacedor elevaron,
a todos, mi abrazo fraterno y amistad.
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