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Primero fue el Huracán Stan
que azotó con furia nuestra Nación...,
pero Wilma, el otro huracán,
se presentó como una ferocidad
que al ver el OJO devastador
de este terrible huracán,
no se podía contener
el miedo y el temor.
Wilma con su lento caminar
dejó un paisaje desolador,
¿dónde quedaron las casas,
escuelas, hoteles, farmacias?,
¿dónde las playas de finas arenas?,
¿el trinar de las aves, donde quedó?,
¿los sembradíos,los senderos,
brechas y caminos?,
¿el patrimonio de campesinos,
amas de casas, empresarios?,
En unas horas,
los silvidos, ráfagas de viento,
los bramidos de las olas
de los ríos desbordados,
sólo unas horas
y el paisaje cambio para siempre...,
ambos huracanes dejaron a su paso
dolor, destrucción, muerte,
un camposanto enorme
donde quedaron sepultados en el lodo
miles de personas y animales...,
y el paisaje anterior jamás se podrá
volver a ver.
Todo el agua arrasó,
se llevó a familiares,
amigos, cosechas,
el patrimonio familiar
de miles de hermanos.
Unamos corazones, voces y acciones,
emprendamos la Cruzada del Amor,
no dejemos solos a quienes sufren
y están sumidos en la desesperación.
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