Cálida tarde de verano
heladas llamas de
apagado fuego.
El pesado vapor cubre
tus carnes blancas
y reflejos de dorado
sol salen desde tus adentros.
Cristalina y frágil
tu mirada develando desde
lo hondo de tu alma el
cruél silencio.
Cerrados los ojos
y apretando los labios
mueres poco a poco
como el cálido
sol de la tarde.
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