Si el cielo llorara nuestras
culpas, el mar no cabria
dentro de sus cauces.
Nuestras quejas,
nuestras culpas cubren
la tierra como verde muzgo.
Se opaca el azul del cielo
los rios de sangre
empapan la tierra.
Mis ojos lloran de angustia
las calles son desolados
desiertos.
Estamos solos, perdidos
entre una multitud
de gente.
Y todos cargamos una cruz
y caminamos solos en
el tiempo.
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