Señor creo que no merezco
castigo tan grande, de mi te has
olvidado, de mi no te acordaste.
Me dejaste sola esperando
con sueños y anhelos y
siempre deseando encontrar
un amor verdadero.
Me he tropezado mil veces
he caido otras tantas y siempre
esperando Señor me he levantado.
Hilvanando ilusiones, escribiendo
versos he vivido muchas primaveras
y veranos y el otoño tan
cerca.
Me digo que quiza sea tarde
que me resigne a vivir mi
invierno envuelta en letras
y sueños lejanos.
La caricia nace y muere en mis
manos, el beso inerte en mis
labios, y yo te pregunto Señor
De mi Te Olvidaste?
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