Y mi ventana quedo abierta
una noche de luna y correr de estrellas
¡oh¡ tentación tan grande después de
tanto tiempo de estar prisionera,
quise volar y atrapar una estrella.
Mirar de cerca tus ojos tan negros
tan hermosos, tan tristes, tan medrosos
me miraron entre sombras, sentí su
mirar ardiente iluminando la noche.
Tus pupilas tan hondas tus ojeras
tan negras, me hundí de pronto en
ellas y creí que me perdía en el
mismo cielo, lleno de vértigos
sublimes y de abismos bellos.
Se produjo el milagro encontrar el amor
en esos ojos, di gracias a Dios,
a la noche, a las estrellas,
di gracias de vivir la vida.
Pero mis alas eran cortas, apenas
un par de plumas rotas y en mi vertiginosa
caída, solo quedo en mis manos
un puñado de imaginarias estrellas frías.
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