Nos morimos día a día
al cerrar los ojos un instante
escanciando la copa del dolor toda.
Cerrando los ojos al miedo adusto
con la vida hecha gironés
entre las manos.
Hilvanando el destino cada día
recordando los besos y
los amores amargos.
Sigamos pues, muriendo
un poco día a día
cerrando los ojos un instante.
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