Arrodillada ante la tumba fría
cubierta de musgo verde, vengo
a decirte cuanto te quise,
vengo a decirte cuanto te quiero.
Sigue en mi mente vivo
tu recuerdo, no obstante
que a pasado tanto tiempo
el sol es el mismo
que otros días.
El aire perfumado a muerto
te traigo flores amarillas
para adornar tu tumba
que se vean sobre ella
como doradas mariposas.
¡Hay! en vano yo te busco
ya no acudes si te llamo
ha sido inútil mi fatiga.
Buscando en mi inconsciencia ciega,
avivando los dolores del recuerdo
ahondando en la herida año tras año
recordando tu cariño día a día.
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