En una tarde, como cualquier
tarde, nos sentamos juntos
en una banca del parque.
Era fresco el ambiente
olia a lluvia, sobre los
verdes arbustos una que
otra gota de agua.
Era un remanso aquel parque
sentados muy juntos tomados
de la mano, el cielo se oscurecia
y la humedad dulce de la lluvia
se palpaba.
Me recoste en su pecho
tomo mi mano, me arrebuje
en sus brazos era su olor
viril que me encantaba.
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