Al borde de altos y dorados
trigales, despiertan dulcemente
las mañanas.
Y viene la alegre primavera
con su puñado de pajaros
escarlatas.
Y la tierra perezosa ya despierta
y los árboles dan frutos y
en sus ramas se mecen las hamacas.
Y el aire huele a fresco y
a pérfume y el cálido sol
se enseñorea en las montañas.
Y los prados crecen verdes
y suaves y la vida la tienes
entre tus manos.
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