Ojos dulzura,
ansías de sorberte,
como a palabras muertas,
que renacen
como nubes en ciclo eterno.
Ojos inocencia,
enigma del cordero,
no hay ecos en este ruido perpetuo,
forjado en la savia,
reminiscencia del manto celestial.
Ojos que apresan
la distancia, cautivan el ambiente,
merodean en el viento.
Ojos en mis sueños,
acechan a mi codiciosa
mente, que te acerca a mi pecho,
y
me discurre en el espacio.
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