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Quién supiera escribir, de las cosas que fueron y se acabaron,
de los vaivenes de la rueda del amor y la letra imaginaria;
deshojar un recuerdo, hasta convertirlo en versos para música
como una vela sobre el mar... ¡Quién supiera de eso escribir!
Que lo hiciera con profundidad, pidiéndole piedad al amor,
mas con soltura y ligereza, con sublime vehemencia mística
en medio de la multitud, escribiendo todo, sin nada qué decir,
entre los fantasmas del deseo ávidos por escuchar una voz.
Del viento y el alma, de dónde habita inerte el olvido,
de las cosas que fueron y se acabaron... ¡Quién supiera escribir!
Deshojar un recuerdo hasta convertirlos en versos para música,
como una vela sobre el mar, en los vaivenes de la rueda del amor.
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