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Por qué los ancianos se quedan sin dientes,
preguntaba un pequeño a su querido abuelo,
por qué los viejitos se vuelven impacientes,
porque siempre están tristes, como en duelo.
Escuchaba el viejo a su nieto con mucha atención,
algo le tendría que contestar sin titubear,
de una manera fácil y de amplia comprensión,
para que el pequeño las respuestas pudiera asimilar.
Los ancianos, respondió, dientes perdemos,
todo por servir se acaba, nada es eterno,
pero los sustituimos con dientes de oro, si es que podemos,
que sirven para morder alimentos de la primavera al invierno.
Cuando viejos,la mayoría somos poco pacientes,
lo que pasa es que hemos vivido tanto...
hijo mío, de eso se quejan nuestros parientes,
pero yo digo y redigo que no es para tanto.
El niño nada volvió a preguntar,
antes de que el anciano dijera todo,
prefirió mejor irse a jugar,
y ante eso, pues qué más, esto fue todo.
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