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anaMía


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monaguilla dominical


recuerdo claramente aquellos domingos al mediodía
cuando me vestía de fiesta toda almidonada
como si fuera de estreno con mis guantes blancos
mis calcetas caladitas y zapatos de charol

es hora de ir a misa

una gran expectación me recorría
yo quería ser monaguillo
pero nadie me dejaba
porque las nenas a la iglesia sólo iban a rezar

pues a rezar se ha dicho

y bien que lo hacía yo
ya poco me faltaba para ponerme al tú por tú en latín con dios
el dominusbobiscum y el perseculaseculorum
me salían de corridito
que con los idiomas nadie mejor que yo se pintaba

y entre rezos y kyrieeleisons
se acercaba la hora del tienes que bajar la vista
que a diosito no se le mira de frente
y del cuidadito y te rias que aquí hay que guardar respeto

el sacerdote al darnos la espalda
con su casulla dorada y su calva resplandeciente
formaba un círculo místico casi perfecto
y por encima más arriba la hostia a punto de ser consagrada
mientras una nube de incienso cubría la iglesia
acompañada de campanitas

y yo
calladita calladita (porque calladita me veía más bonita)
hacía sonar dos cascabelitos
que traía escondidos y bien sujetos a la crinolina
y miraba de reojo a diosito y le decía no qué no podía ser monaguilla

y sonreía
porque el señor me decía al oído
pero qué linda y qué bien toca usted las campanitas
(dios me hablaba de usted en aquel tiempo y no oía muy bien)
ahora a portarse bien por el resto de la misa y baje ya la vista
hasta que termine la consagración

amén

(porque en esos tiempos a dios obedecía ciegamente a pie juntillas)
bien portadita me estaba hasta el final de la ceremonia
y me iba a casa muy oronda y muy ufana
por ser monaguilla autonominada
y la favorita de nuestro señor


anaMía

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Publicado el: 04-05-2004
Última modificación: 00-00-0000


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