tan sólo
una lágrima basta
para inundar de tristeza
la faz por la que se desliza
dejando a su paso un rastro de amargura
en los ojos
los labios
las mejillas
y no valen para nada las disculpas
ni las risas
no valen los abrazos
ni las riñas
porque se ha desbordado la tristeza
y no se encuentra un pañuelo que contenga
y se va desplazando el dolor
hasta que abarca por completo al universo
tan sólo
una lágrima basta
y ésta
simplemente se desliza
|