En el más caótico silencio se escucho:
cierra los ojos y escucha, eso es la sabiduría.
Tan solo existía una ausencia de ruido tan pesada que ardía al oído.
Conforme se despertó, la alegría alteró su día a día.
El camino fresco y verde, asfaltado y sin trafico de la felicidad, le daba vía libre para caminar y caminar sin más impedimento que que no dormir y seguir en pie.
El frescor del viento suave, mecía las hojas y las altas copas de los arboles.Estos le protegían del miedo a la vez que sonaba una melódica sinfonía le acompañaba al ritmo de sus pasos.
Su mirada no tenía limite y el horizonte no era la meta sino el principio del todo.
Principio que a la vez fue su fin.
La luz se atenuaba y el alegre verde se vió alterado por colores rojizos,amarronados,amenazantes y centelleantes de un infierno paradisíaco.
Alterando al medio, sus oídos dejaron de escuchar al silencio para oír la voz temblorosa y rajada de quien con alaridos de dolor le irritaba su escucha...
Las amenazas huían de la cárcel de la duda para posarse sobre la rama de lo cierto y la mirada se ceñía a fruncir el entrecejo y a bloquear las palabras de quien intentaba perturbar su constante alegría.
Ante él, las palabras que crucificaban a sus actos,amenazas y heridas morales, que tan solo él comprendía... y la cobardía de ese ser le saludaba, ese que infernal y manipulador intentaba derrotarlo con sus falsas palabras...
Ante el miedo y la duda exclamó:
-Atadme, atadme en muros fríos y húmedos, atadme e hincadme espadas ardientes dentro de mi, pues no siento dolor sino ese que de mi corazón nace y que a mi alma padece.
-Fustigadme, fustigadme si queréis malditos demonios de la farsa, desmontadme de mi realidad la cual a mi cuerpo traslada y gozad de mi espanto el cual os satisface.
Del ruido, todo se desvaneció y volvió la calma, los arboles volvieron a su forma, la luz volvió a brillar con su naturalidad abrumadora y el camino se asfalto tan perfectamente como si recién creado estuviese.
Tan solo existía una humilde y brillante novedad:
En la colina una sombra tomó forma,sus cabellos caían sobre sus débiles hombros, ocultando levemente su cara.... sus ojos fijos y puros filtraban toda la luz para posarse sobre aquel humano asustado, sus labios finos como el hilo de oro y rosados como el vino ejercían una mueca en la más seria de las caras...
Era una Sonrisa.
La distancia se desvaneció, y tan solo unos
centímetros separaban sus miradas pero que a ojos del nervioso kilómetros y kilómetros parecían.
De la boca de él, solo se escucho un silbido que decía: Si sonríes besame, no me hundas más en la miseria de tu sonrisa.
Abrió los ojos y bañado en sudor, se incorporó sobre la cama, posando sus codos sobre sus rodillas, se echó las manos a la cara y dejo de pensar.
Pensar ya no tenía sentido.
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