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Mercedes A. Alexandre


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EL ANCIANO Y SU SILLÓN

EL ANCIANO Y SU SILLÓN


El invierno estaba al acecho tras las verjas del tiempo. El pequeño jardín de don Timoteo comenzaba a cubrirse con llantos de nieve. Los árboles formaban siluetas extrañas. El débil Sol de la tarde teñía el paisaje con tonos de menta y dorada miel.
Al oír cerrarse la puerta de la casa, don Timoteo se despertó de su ligera cabezada que acostumbraba a dar después de comer. Comprendió que la buenaza de doña Amalia se había ido sin despedirse por no despertarlo. Doña Amalia era unos años más joven que él. Venía todos los días a darle un repaso a la casa y hacerle de comer. La anciana mujer estaba tan sola como él, pero esa especie de obligación que se había creado le servía de aliciente y de distracción en la vida y de algo más importante aún, de sentirse necesaria.
Don Timoteo se levantó de su confortable sillón de orejeras y se dirigió hacia el amplio ventanal que daba al jardín. Su eterna amante la tarde, le estaba saludando. Ochenta y dos años viendo aquel entorno, aquel jardín, aquel barrio. Había nacido, crecido y vivido en aquella casa. Viudo desde hacía doce años, había hecho de aquel entorno su más preciado refugio. Sus dos hijos se habían afincado en la Argentina, y él con sus recuerdos y vivencias, en su viejo y querido sillón.
Don Timoteo se volvió de nuevo hacia su sillón y con una mirada de cariño, como si fuera un fiel amigo, comenzó a hablarle mientras se sentaba de nuevo en él.
._____ ¡Ay! Mi querido sillón. Otra vez nos encontramos solos, otras Navidades juntos los dos, siempre solos... solos los dos. Tu con tu tapicería ajada y gastada y yo con mi piel envejecida y mi memoria tan fresca como una eterna primavera. Soportas mi peso, mis sueños, mis pesadillas y mi fantasía, cuando quiero volar con mi imaginación.____
Don Timoteo se sentó en su querido sillón y comenzó a acariciar su espeso y canoso bigote. Parecía que su pensamiento comenzaba a viajar por el tiempo muy lejos de su entorno, se podría decir que su mente era un peculiar y personal proyector. Los ojos se le fueron empañando, quizá por la emoción que le producían los recuerdos que poco a poco iban pasando por su cabeza. Él era el protagonista, el galán, el director, solamente le faltaba decirle a su fiel amigo y querido sillón. ____ ¡Quieto, silencio, rodando!._____
._____ ¿Estás aburrido de oírme?. ¿Estás agotado de soportar mi peso tantas horas y de escucharme contar siempre las mismas historias?. Debes de entender que tú eres mi único confidente. Eres mi eterno compañero, el único que conoce mis estados de ánimos, mis secretos.___
Don Timoteo parecía estar dormido. Sus azules ojos entornados observaban el jardín con sus viejos y frondosos árboles que fueron plantados muy cerca del ventanal, posiblemente antes de él nacer. Con un tono de añoranza continuó hablándole a su querido sillón.
._____ ¿Sabes mi querido sillón? Hoy siento una tremenda nostalgia de cuando era un chaval. Esos árboles que se ven ahí afuera fueron mis amigos durante muchos años. Me parece estar viendo cuando me subía a ellos para buscar los nidos, también me veo todo manchado de barro, me veo imitando a un tren y arrastrando las sillas por el porche de la casa, me veo lanzando al aire algún avión de papel, que casi siempre terminaba embarcado en el tejado, motivo suficiente para que yo rompiera a llorar desconsoladamente. Ahora mi querido sillón tienes que soportar mis historias, mis recuerdos, pero quiero que tu hagas lo mismo que yo y recuerdes cuando tú eras nuevo y la tía Eulalia te protegía con laboriosos tapetes de crochet. Quiero que recuerdes cuando yo te utilizaba para esconder dentro de ti mis canicas, mis cromos y aquel tremendo día en que fuiste cómplice guardando debajo de tu mullido cojín aquel lagarto que se hizo amigo mío y la rana... ¿recuerdas la rana?. ¡Menudo susto se llevó tía Eulalia! Siempre has sido parte de mi vida. Me aprovechaba de tu constante silencio y te hacía ser la morada de mi querido grillo “Felipe”. Siempre has sido un buen compañero. ¡Mírate! Aún tienes las huellas que te dejé con mi primera pluma estilográfica... ¡Qué disgusto aquel día!. ¿Lo recuerdas?. ¿Sabes? Recuerdo tu entrañable calor, cuando en aquellos dulces catarros de invierno me acurrucaba en ti, porqué no quería estar solo en mi habitación. ¡Dios que momentos tan felices!.¡Qué lejos estaba el infierno!. Aún puedo recordar aquella apetecible leche caliente con miel, ofrecida y preparada con tanto cariño y preocupación. Hemos llegado juntos de nuevo a otra Navidad. Crueles días para los viejos como yo. Todos los sentimientos se empapan de vivencias, de alejados recuerdos y sensaciones que sentado sobre ti intento vivirlos otra vez y compartirlos contigo, mi querido y leal amigo._______
Don Timoteo acarició con su cabeza el respaldo de su sillón y pasó varias veces las palmas de sus manos por los brazos de este. Suspiró profundamente y continuó hablándole.
._____ ¿Te acuerdas de la tía Felisa?. Siempre, siempre tan preocupada por el resultado de la gran cena de Navidad. El pavo en el patio de atrás, comiendo y comiendo el pobre, sin saber que se le atiborraba de comida para que fuera cogiendo peso y así sus pechugas fueran más grandes en ese día nefasto para él, en día de su condena a muerte. ¡Me gustaba tanto oírlo cantar! Era como el anuncio de las vacaciones de Navidad, de los dulces, de los villancicos cantados por el barrio de puerta en puerta. ¡Feliz época!. ¡Inolvidables momentos repletos de ternura y calor de hogar!..... No podré olvidar; mi querido sillón, aquel día de vísperas de la mágica noche de Reyes, cuando me quedé dormido sobre ti y con la carta que había escrito a sus Majestades de Oriente sobre mi pecho, llena de ilusiones y traicioneros nervios que hicieron me orinara sobre tu mullido cojín mientras dormía... ¡Cuantas faenas te he hecho!.____
Apoyó sus sienes en las orejeras del viejo sillón y con una leve sonrisa le dijo.
.______ Es una pena que en tu condición de sillón solamente tengas orejas, deberías tener una nariz y entonces tendrías olfato. ¿Sabías que cuando uno recuerda puede hasta disfrutar de las aromas, de los perfumes que encierran los recuerdos?. Yo puedo hacerlo. Olores muy peculiares me llegan en este atardecer del día y de mi vida. Es como si por un milagro me reencarnara a mi niñez en este insólito letargo que estoy compartiendo contigo. Olor a tierra regada, de algún verano olvidado. Olor a playa y a campo, a retama, a brezos de los caminos. Olor a mi goma de borrar, mi libreta, mi pupitre, mi plumier, mis cromos, mis canicas y sobretodo recuerdo el olor de hogar, a la leña encendida y el olor penetrante de la vieja iglesia y su raído confesionario, aquel confesionario, donde todos temblábamos de miedo y de vergüenza cuando te acercabas a confesar los insignificantes pecados de aquella edad, de aquella edad donde nunca pensabas que te ibas a hacer viejo. Mirabas a tus mayores y casi podías creer que habían nacido así, altos, canosos, responsables y que estaban allí para cuidar de tu eterna niñez.______
Se levantó de su sillón y se acercó a la chimenea. Con movimientos lentos y algo ceremoniosos avivó el fuego y dejó el atizador en su sitio. Caminó de nuevo hacia su sillón hablándole y hablándole.
.______ ¿No me dirás que no te he puesto guapo para estas fiestas?. Siempre con esas floreadas fundas cubriendo tu bello y clásico aspecto. No me extrañas que después de tantos años aún conserves tu primera “piel”. __________
Se volvió a sentar en él con la vista puesta en los troncos que ardían con fuerza. Recostó la cabeza y continuó compartiendo sus vivencias y recuerdos con su sillón.
.______ ¡Que corta es la juventud y que larga la vejez!. ¡Cuantas cosas tienes que aprender y que hacer en ese corto tiempo que eres joven!. Y cuando las canas van anunciando tu edad ya no hay un lugar, una ocupación para uno. Recuerdo aquellos años donde todas mis horas estaban ocupadas, mi vida transcurría llena de proyectos y metas. Vino la guerra después, con banderas de colores y significados distintos que yo no llegaba a comprender. Amigos que siempre fueron buenos, dejaron de serlo y otros que estuvieron catalogados de malos, como por arte de magia, se convirtieron en los buenos. Aquel mare mágnum de ideales falsos, me arrancó mi niñez y tuve lo que se llama una prematura madurez. Recuerdo cuando me dejé caer sobre ti pletórico de felicidad cuando por los pelos llegó el momento de ¡Mi fin de carrera! Hermoso día aquel. Me sentía el más inteligente del mundo. Mi querido sillón, vuelvo a darte el latazo con mis recuerdos, con mi guión. Nunca me doy cuenta de que tú sabes todo sobre mi. Todo ha sido un rosario de vivencias, risas, estudios, trabajos, ilusiones, proyectos. ¡Mi mujer parió dos veces! Yo parí preocupaciones. Mis cabellos están blancos, negros están mis pulmones, tu tapicería desgastada, tus muelles cansados, sin fuerzas. Creo que debemos guardar nuestros guiones. Bajemos el telón y continuemos unidos en el sosiego, en el sueño, en nuestro común invierno, en nuestra compartida y tremenda soledad, en nuestras silenciosas Navidades. Tú mi querido sillón, seguirás siendo mi único amigo y continuarás soportando mi cuerpo y mis monólogos. Yo seguiré como cuando era un niño, pasando mi dedo índice por el relieve de tus dibujos barrocos que tiene tu tapicería, jugando a recorrerlos para buscar alguna salida._______
Don Timoteo se fue quedando como embriagado por sus recuerdos. Con sus ojos medio entornados iba mirando el teléfono de vez en cuando, quizá esperando una llamada, una llamada de larga distancia, de tan larga distancia como la que le alejaba de su recordada infancia. Sus hijos estaban muy lejos, quizá preparando otros pobres y engordados pavos, quizá preparando otras suculentas y entrañables cenas. Estarían cantando los mismo villancicos, o tal vez otros más modernos, más actuales. La vida, esa cadena interminable, en la cual todos los eslabones se repiten una y otra vez, nos va haciendo vivir siempre las mismas vivencias, los mismos sentimientos... las mismas soledades.
._______ ¿Sonará el teléfono mi querido sillón? O quizá por culpa de esos horarios diferentes no recuerden que es el momento de llamarme, que es el momento en el cual necesitaría oír sus voces. Este eslabón, este último eslabón está a punto de dejar la cadena. Quizá mañana llamen... quizá mañana... ¡Feliz Navidad querido sillón!.___
Comenzaba a anochecer. En la estancia solamente había la luz que producía el fuego de la chimenea. Don Timoteo volvió a quedarse adormilado. A fuera en el jardín todo estaba nevado. Las farolas comenzaron a encenderse. La gente entraba y salía de sus casas con regalos, dulces y felicitándose unos a otros. En el sendero del jardín de don Timoteo no había ninguna huella marcada en la nieve.
El teléfono comenzó a sonar insistentemente........
Don Timoteo se había quedado profundamente dormido en su apreciado sillón.
FIN













Mercedes A. Alexandre

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Publicado el: 01-05-2003
Última modificación: 00-00-0000


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