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Ser mujer... de mil rostros.

En el transcurrir del tiempo me he percatado que ser mujer no es lo mismo siempre, aunque las caracterìsticas genitales sean siempre las mismas. Pareciera que existen diversas categorìas marcadas segùn el rol que nos toca vivir, asì como ser madre, esposa, profesional, soltera, viuda, divorciada, religiosa, prostituta o lesbiana. Todo esto encarna distintas formas de sentirse mujer. Si en estos momentos comenzara una encuesta y le preguntara a las mujeres del mundo que es ser mujer y sentir como tal, me encontrarìa con que no hay dos conceptos exactamente iguales. La historia de la humanidad està signada con ejemplos claros de mujeres que no se conformaron sòlo con ser mujer y se arriesgaron a ir contra corriente. Ser mujer implica sentimientos, puntos de vista contrarios, arraigos en la carne que marcan como hierros. No hay duda, Dios al crear al hombre, lo viò tan solo y desolado, tan desprotegido, tan indefenso, que en su infinito amor no le quedò màs remedio que crear a la mujer...

Asì que ser mujer ya es de por sì un reto. Un reto que nos coloca en las situaciones màs disìmiles. En un dìa eres mujer en mil imàgenes diferentes, en mil roles diferentes, en miles de sentimientos diferentes. De pronto vas por la calle y no eres la "mujer de la calle", de pronto eres la mujer del supermercado, la que hace compras, que no la dueña, eres la que mira las verduras, las frutas, la que hueles, pesas, palpas, la que mira las etiquetas y recuerda el artìculo sobre el amarillo No.5 y el glutamato monosòdico, pero no eres la supervisora de la tienda, ni quien cultiva lo que llevas a tu mesa, pero sabes mucho de ello, en tus manos y sabidurìa està la alimentaciòn propia y la de los tuyos, pero no eres nutricionista ni la chef de un gran restaurante, eres quien cocina en casa. Tomas el auto, conduces, vas al Colegio, recoges a los niños propios y a los de alguna vecina, pero no eres taxista, ni dueña de una empresa de transporte escolar. LLegas a casa, sacas la ropa sucia de la cesta y la clasificas: blanca, de color, de algodòn, de licra, lavado ràpido, sin exprimir y un largo etc. a tomar en cuenta, pero no eres textilera ni experta en una lavanderìa. Coges la escoba o el cepillo, la aspiradora y barres, aspiras el polvo, usas un detergente para los baños, otro para los pisos, otro para las maderas, otro para las celosìas y hay que pulir la plata de la cuberterìa que heredè de la abuela o el jarroncito que està en el aparador, pero no eres Quìmico ni nada que se le parezca. Ademàs en tu hogar eres: maestra, economista, psicòloga, mèdico, enfermera, artesana, jardinera, plomero, electricista, abogada, secretaria, sacerdote, actriz y una mujer muy sexy y complaciente con tu pareja.. y, encima de todo esto "adivina", pues debes saber y encontrar todos los objetos perdidos de la familia. Si a esto le sumamos lo que hacemos en la calle para tener un sueldo o una remuneraciòn honesta, entonces somos obreras de mil fàbricas, con miles de oficios, los mismos que dìa a dìa realizamos en casa, sòlo que en estos nos pagan por hacerlo y en el diario vivir lo hacemos por amor.
!En fìn!, toda una artista de la vida, si lo pensamos bien, Dios nos creò en perfecta armonìa con el hombre, para complemento uno del otro, Èl, nos creò a su imagen y semejanza, nos creò como es Èl, dualidad, simbiosis, uniòn, dos en uno y trìo en uno cuando el hijo existe. Somos el reflejo de Dios, somos su proyecciòn, su creatura, somos obras perfectas.

Migdalia B. Mansilla R.

Noviembre 2001


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Publicado el: 02-06-2003
Última modificación: 28-11-2005


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