Cada vez que veo tu carita sonriente y risueña, el optimismo me envuelve y sin querer, recuerdo los bellos momentos de mi niñez, junto a mis padres y hermanos; tus ojitos color miel con un raro esplendor, me recuerdan las estrellas y también a las abejas; si miro tus blancos dientes, recuerdo la voz de mi madre cuando decía que lavara mis marfiles porque perderlos, era terrible; tus cabellos dorados, son como los campos de espigas y tu sonrisa inocente, es como si viera a los ángeles; ese trajecito campirano que luces... ¡Oh Toñito, hijito!, eres ¡mi muñeco preferido!
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