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Desde que llegó al hotel tuvo una sensación de placidez desconocida, casi desconcertante. Reinaba la calma, la paz, la armonía. Aunque estaba muy concurrido el hotel, el ambiente era muy agradable, lleno de cordialidad por parte del personal y tambìén de los turistas extranjeros y nacionales. Nunca se sintió tan cerca de sí misma como entonces, ya que las prisas de la ciudad y todo lo que ello conlleva hacía que nunca pudiese estar consigo misma, darse esos pequeños descansos tan necesarios para el alma y el espíritu.
Instalada en la playa comenzó a visualizar todo su organismo en perfecto estado de salud y armonía, comenzando con su cerebro, ojos, oídos, corazón, columna vertical, intestinos, hígado, pancreas, pulmones, nervios, etc.
Un canadiense que la estaba observando desde hacía un rato, quería averiguar qué extraña sensación de paz la invadía y se le acercó a preguntarle. En inglés lo fue llevando hacia una meditación profunda que lo llevó también a lograr esa paz que también Harry estaba anhelando.
Al abrir los ojos Grace nunca imaginó lo que ocurría a su alrededor, se habían congregado unas 15 personas a meditar alrededor de Harry y ella, todos estuvieron en la misma frecuencia, al grado que le pidieron que al día siguiente hiciera otra meditación. A raíz de ese éxito rotundo, el Gerente del Hotel la fue a ver a su habitación y le ofreció que trabajara para ellos, dando ese servicio excepcional, la meditación trascendental.
El hotel para Grace representó un camino diferente a seguir en su vida. Al llegar a la ciudad, fue a su trabajo, hizo su renuncia y en dos meses ya estaba instalada en el Hotel Un Lugar Cerca del Cielo, donde diariamente se reunía con los huéspedes para meditar y sanar sus cuerpos y mentes.
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