No lo podía creer...y al recordarlo de nuevo, aún no lo puedo creer, por eso te lo cuento, para poder saber, si tu puedes creer lo que te cuento yo.
Sucede, que un día de tantos, de esos que se cruzan cualquier día por nuestra vida, caminaba sin rumbo fijo, por caminos que conducen a muchas partes, sin embargo a mi no me llevaban a ninguna parte, porque yo de hecho no tenía ninguna parte adonde ir, porque como ya dije, caminaba sin rumbo fijo. Pues bien , ese día (de tantos que yo he vivido) me ocurrió algo muy especial, que enseguida voy a contar.
Como no iba a ninguna parte, tampoco pensaba en nada, era como si no estuviera, pero en realidad si existía, pues aunque no pensara, iba caminando como cualquier persona viva; de pronto se me ocurrió voltear hacia arriba, aunque no estoy completamente seguro si alguien me dijo que volteara, pero el hecho es que volví la cara hacia arriba, como buscando algo en el cielo, de momento solo pude ver dos o tres nubes pequeñas que con mucha parsimonia se paseaban distraídas, igual que yo.
Seguí viendo hacia arriba y caminando, pues me dije a mi mismo, si no voy a ninguna parte, no pierdo nada con ver el cielo, que por cierto tenía un azul tan fascinante y tan extenso que no me alcanzaba la vista para verlo todo, pero yo estoy seguro que mas allá de donde mi vista alcanzaba, el cielo seguía siendo igual de azul y de fascinante (eso no lo vi, solo lo imaginé) , tan fascinado estaba mirando el cielo, que lo que no ví, fue una pared que estaba enfrente, aunque iba con la cara hacia arriba, no se como pero me pegué en el cuerpo, que iba de frente, pero también en la frente, que iba hacia arriba.
Yo creo que fue un golpe fuerte porque reboté en la pared y mi cuerpo, que iba de frente, cayó hacia atrás, me di un golpe de espalda y mi cabeza, que en ese momento ya no miraba hacia arriba, pero como iba pegada a mi cuerpo, pues también se golpeó en el suelo junto con el resto de mi cuerpo.
Tirado en el suelo abrí bien los ojos y como era mas fácil, miré hacia arriba, de pronto, de esa inmensidad de azul tan fascinante brotó un haz de luz tan clara y también tan fascinante como el azul del cielo, que me quedé como hipnotizado y a la vez sorprendido y deslumbrado, no por la intensidad de la luz, sino por lo que veía. Por ese rayo de luz, que se iba ampliando cada vez mas, transitaban imágenes sonrientes de personas muy queridas o estimadas por mi, pero que ya hace tiempo habían dejado de existir en este mundo.
Pude ver a mis padres, hermanos, sobrinos, tíos y otros familiares y amigos cuyo rostro ya hace tiempo que no recordaba, los vi tan claros y tan sonrientes a todos ellos, que sentí dentro de mi un gozo inexplicable, por cierto vi también una joven hermosa que fue mi novia hace mucho tiempo, cuando yo era niño y de la cual con pena digo que ya no me acordaba, pero imagínense como me iba a acordar, si no me acuerdo como era yo cuando era niño, tanto tiempo ha pasado que ya no me acuerdo si fui niño alguna vez.
Toda esa gente querida me saludaba y me hablaba con cariño, algunos me recomendaban: fíjate por donde vas y para donde vas en esta vida, para que no tropieces y llegues al lugar que quieres. Elige el camino, abre bien los ojos, siente, disfruta y agradece que puedes caminar, porque en esta vida, solo tienes una oportunidad.
Poco a poco las imágenes se fueron desvaneciendo, al mismo tiempo que aquel haz luminoso tan fascinante en su radiante claridad y me encontré de nuevo mirando ese inmenso cielo azul, tan bello tan fascinante, que era casi imposible dejarlo de ver.
Me levanté a pausas, pero no sé si estuve todo el tiempo despierto viendo lo que vi y por lo cual, me sentí como un ser privilegiado al poder volver a ver a todos esos seres que por siempre se llevan en el corazón, pero que en este mundo han dejado de existir. Digo que no se si estuve todo el tiempo despierto y lo que vi fue una realidad, o tal vez con la caída estuve inconsciente y el golpe en la cabeza me sacudió la memoria y con ello se desbordaron en cascada todos los recuerdos que tenía apretujados y guardados hasta el último rincón, donde con el paso del tiempo los fui metiendo poco a poco, como en un cajón y donde poco a poco, paso a paso el tiempo los fue tapando, los fue cubriendo con el lienzo añejo del olvido.
La verdad, todo fue tan real que hasta ahora no se si fue verdad o un instante de fuga de recuerdos, de sueño o de un poco de locura.
Para ser sinceros, ni yo mismo lo puedo creer, pero si les digo ,que desde entonces, no me ha vuelto a suceder, aunque también debo decir que ahora pienso lo que quiero hacer, me fijo por donde camino y hacia donde quiero ir, si quiero mirar al cielo, mejor me detengo para poder verlo mejor, porque ese azul que tiene es tan intenso y tan inmenso que aun no lo puedo dejar de ver; camino con mas mesura y tengo cuidado de no tener paredes enfrente que puedan sacudir mi mente y sacar bruscamente tantos recuerdos que con tanto tiempo y cuidado han estado tan celosamente guardados en el arcón de mi memoria.
Aunque, vuelvo a insistir, todo fue tan real, que yo que lo viví, aún no lo puedo creer y esta duda, esta confusión, se revuelve tanto en mi pensamiento que a veces siento que quizá me esté volviendo loco....o ya lo estoy?
Por eso te cuento esto, para que tu me digas tu opinión, será verdad esto que te cuento que me pasó un día cualquiera de mi vida cuando caminando hacia ninguna parte, cuando por ver el cielo no vi a la pared de enfrente, será verdad? te lo pregunto, será verdad esto que viví y que te cuento o será solo un cuento de quien te cuenta esto?
Si dudas de que fue verdad, no te preocupes, que ni yo mismo lo puedo creer
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