Febrero catorce y la niña espera en la ventana
sabe que nadie vendrá caminando hasta su casa
nadie le ofrecerá la calidez de una sonrisa
tampoco sentirá la dulzura sutil de una caricia
su frente juvenil se apoya sobre el cristal inerte
para ocultar dos lágrimas que se descuelgan tristemente.
Ella sabe que no existe en el mundo aquel enamorado
que aquella noche, en un sueño la besó en los labios
fue tan solo una ilusión, una visión, una quimera
que no es real, fue fugaz y misterioso como la primavera.
Nuevamente mira la pared y observa el día destacado
en el calendario aparece la fecha en un círculo dorado
dos corazones se entrelazan en los brazos de cupido
mientras tanto su pecho se estremece de dolor y llanto.
Ahora solo espera que la tarde se transforme en sombras
que la noche cubra otra vez el cielo con su negro manto
para que su alma descanse de tanta pena y sufrimiento
ya no pensará que la vida le negó en su rostro la belleza
que siendo fea jamás conocerá el amor y sus encantos.
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