He navegado distancias infinitas
sin saber si podría detenerme
en algún lugar, en algún puerto
alejado de tragedias y ansiedades
poder mirar sin temor el horizonte
aceptar que después de mi regreso
debo iniciar nuevamente la jornada.
Quiero pensar que somos pasajeros
en un viaje que jamás tendrá retorno
capturando en nuestros ojos las estrellas
para guardar su color y la luz del universo.
Al final del tiempo encontramos la respuesta
porque la nave estuvo siempre en la ensenada
no zarpó, estuvo quieta, anclada y prisionera
esperando inútilmente que llegaran los viajeros.
|