Abro los ojos a un nuevo día que comienza
obligándome a dejar sin entusiasmo el lecho
me espera la rutina para iniciar otra semana
con los quehaceres singulares del trabajo.
Voy recorriendo mentalmente la jornada
en cada lugar que demanda mi presencia
tiempo y espacios que hoy me esperan
para cumplir fielmente el total de mis tareas.
Sin embargo mi cuerpo tiene otro programa
se enfrenta en una lucha frontal con el cerebro
el delicioso calor de las mantas que me abrigan
adormecen la razón y seducen mi conciencia
simplemente permito que siga la contienda
no quiero pensar en las reales consecuencias
provocadas al dejarme llevar por el deseo
nada puede haber más cruel que estar sediento
negándome a beber si un manantial encuentro.
Al final dejo escapar mis mejores intenciones
y después de haber cumplido tantas veces
con el rito diario de acudir puntual a mis labores
doy por merecido este premio y ya resuelto
por más que sea Lunes, ya nada importa
voy a dormir feliz dejando atrás las discusiones.
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