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Pasa el tiempo y los años se entrelazan
como hiedra que trepa por los muros
como el humo se diluyen los recuerdos
dejando atrás las tristezas del pasado.
Hoy me miro en el espejo y en silencio
retrocedo a mis andanzas de muchacho
exuberante juventud que se ha quedado
canturreando en una curva del camino.
Tantos sueños que cambié por mis amores
aquellos que deslumbrado he perseguido
sumergido en torbellino de pasiones
me entregaron los sabores del verano.
Así fui por el sendero superando adversidades
hasta este punto que la vida me concede
sin rencores, agradeciendo esta alegría
que me reconcilia con las penas del pasado.
Aún tengo fuerzas para amar, gracias Dios mío
yo sé que una vez más tú me bendices
al darme un nuevo día y ver como amanece.
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