A mi pueblo natal
Cálidos olores cienagueros,
de fango y “tarullas” verdes;
suaves brisas de campos sabaneros
atrapados en recuerdos juveniles
Tiempos idos de trompos, bolas y cometas,
momentos gratos de mi terruño evocados,
“Enan” y los “pelaos” de pueriles juergas
los extraño como el “peto” y los “envueltos”
Cuántos sueños con ímpetus soñados,
a orillas de la ciénaga, con carnadas y señuelos,
cargados de ilusiones lanzábamos anzuelos:
¡y los peces, y el mundo, eran tomados!
A mi memoria vuelven con olor a mango,
de sabana mágica en permanente fandango,
imágenes de burros con leños y tinajas,
sonidos de tamboras, acordeones y maracas
Años ha que no te veo, Ayapel querido
¿Aún tienen tus calles polvorientas,
sombreros “vueltiao”, machetes y “abarcas”?
¡qué alegre nostalgia del tiempo recorrido!
Aún sueño con tus canoas que del puerto salen
con pescadores y atarrayas de raros tejidos;
sueños que al despertar por desgracia mueren,
como los oníricos peces en la red caídos
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El suelo donde he nacido
- y las calles de infancia transitadas -
en el alma llevo
como plañideras pagadas
Te pacto una promesa:
Algún día volveré a reencontrar tu alegría,
y tú, no causarás extrañeza,
¿Vale esa?
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