A mi pequeño Daniel
Camina raudo a la adultez,
camina lento en tu niñez.
Vive alegre cada instante,
pequeña vida gestante.
Labra el futuro sin aspavientos,
con rector principio de vida,
hálito divino son tus cimientos,
tu prole, Hijo, antes de la ida.
Aciago -¡y feliz!- el día que partas,
pleno hoy con tus piruetas,
disfrutaré el decorrer de la vida;
¡Ah! ... tus pilatunas, graciosa vida.
Pequeño mundo en formación,
¡El Señor es tu Juez!
No existe otra ración;
es alimento, como a la ardilla la nuez.
Clepsidra eterno del mar y el tiempo;
gota a gota te invito a beberlo.
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