Visité aquella ciudad desolada
vestida con plumas de ángeles
destrozados por explosivas ondas
que tatuaban cicatrices
-inoperables e inoperantes-
en el cerebro de los neonatos
No hay
No quedan – casi - individuos
con aquel afortunado parecido al mono
Cuanto más derecho se puso el humano,
más derecho humano violó
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