Oscura noche ahogando
los escombros que quedaban
en aquel rincón del alma
de esos sueños que volaban
otrora bellos parajes,
cuando niña iba soñando
por ese patio aromado
por las flores que adornaban
la sencillez de la vida
a pesar de los virajes.
La oscuridad ha arropado
con su frialdad y espesura
el suspiro embelesado.
Sólo lluvia sin celajes;
sólo un cielo y su negrura
nuevamente ha despertado.
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