Como una orquídea blanca
floreces glamorosa
vas impregnando el alma
con tu eterna fragancia
divina y deliciosa
Retando mis desvelos
te quedas silenciosa
cuando ilumina el alba.
Y en la noche, en el cielo,
como lucero bello,
titilas en mi alma;
llama que no se apaga,
eres la luz del alma
Como una orquídea blanca
tocando sutilmente
con su beso sereno
cual trinar melodioso
del ave que gentil canta
delicado, amoroso...
Así, te muestras suavemente
sagrado hálito tierno
dejando como un signo
la sonrisa en el rostro;
ese, que lloraba
con el corazón roto
Eres incienso Divino
La luz para el camino,
inmensa luz del alma.
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